jueves, 21 de enero de 2021

Poker face

Todos los días, mañanas y tardes, en diferentes turnos veía los mismos rostros. Algunos me acompañaban, otros sólo pasaban, pero por 40 días los hice mis amigos. Todos los días veía como el hospital corría. Todos los días los mismos rostros y los siguientes días todos ellos cambiaron. Tres Médicos, cinco enfermeros, dos trabajadores sociales, un guardia, camilleros, todos distintos. 

No olvido el último rostro. Me recuerdo inspeccionando su mirada, su estatura, su cabello y hombros. La Médico interno para la que por más de 40 días sólo fuí un rostro en el pasillo tuvo su turno. Recuerdo su voz sostenida, hablando en una frase bien pensada, me parecía que lo practicó. Una mirada directa pero ausente. La detesté. 

La realidad es que ella fué buena, no titubeó, me dirigió y fué gentil. Es hasta hoy que pienso en su pesar, quizás fuí una más en el día o en la semana, una más a la que su rostro causaría desagrado. 



sábado, 9 de enero de 2021

Compartimos canciones


Bailan mis brazos, mis ojos y mi boca con la música. Vibran en mis piernas la rumba, el rock, la libertad. Resuena en mis oídos la melodía y recorre mi cuerpo la poesía. 
Las canciones nos llenan de brío o nos envuelven en melancolía o nos abrazan de nostalgia. Sus versos nos hacen valientes para decir lo que sentimos y muchas veces ellas saben más que yo.



No son sólo palabras

A las palabras no se las lleva el viento. Porque habitan los espacios. Porque tienen peso. Porque viajan con rumbo fijo. 

Las palabras son mágicas. Porque dos bastan para aliviar mis males y dos más para crear luz. Porque le dan vida a mis más profundos sentimientos.

Las palabras no sobran. Porque precisan mis afectos, son suficientes para que no estés lejos y le dan nombre a mis anhelos.