martes, 2 de octubre de 2012

ridículo

Compartir momentos de enojo, de felicidad, de dolor,  no sólo se permite entre las personas más cercanas a nosotros, pero sólo ellos tienen la posibilidad de entender nuestras reacciones y asociarlas a nuestra personalidad.

En ocasiones al platicar con los amigos o la familia pueden hacer notar la que en su opinión es nuestra forma de ser, y creemos en su descripción o al menos tiene sentido lo que dicen.

Por algún motivo comencé a cuestionar a mi personalidad, pensaba que coincidía mucho con lo que otros dicen que soy y de pronto se sentía ajena a mí, creí estar perdida en mis emociones porque aparentemente no era yo y eso me daba vergüenza, me estresaba no estar segura de que mi reacción no resultará ser la que “yo” tendría, la correcta.

Da pena ser yo, no es avergonzarme de mí, me refiero a que “ser yo” es ser como nace ser, mis acciones deben darse porque siento que debo actuar así, mis reacciones no tienen que entrar en un adjetivo…es sólo que curiosamente quedan bien.

Pero lo inusual es tener repentinas intenciones de actuar de una manera que no concibo, eso que estaría fuera de las cualidades que me describen, que me han descrito por tanto tiempo que no logro estar cómoda y se siente como un exceso, como cruzar un límite. No debería dar miedo reaccionar de forma inesperada, el problema es que lo que se siente es vergüenza.