jueves, 8 de noviembre de 2012

dulce

Con cualquiera de nuestros sentidos es el sabor más agradable de percibir, nos rescata en momentos tristes, es excelente para compartir. Es quizás el único trago que uno espera ansiosamente probar y poder disfrutar, retenerlo el mayor tiempo posible y aferrarnos a el, es esperanzador, anhelo o incluso añoranza...ahora para mi es todos al mismo tiempo y me abrazo fuerte al momento de volverle a apreciar.


martes, 2 de octubre de 2012

ridículo

Compartir momentos de enojo, de felicidad, de dolor,  no sólo se permite entre las personas más cercanas a nosotros, pero sólo ellos tienen la posibilidad de entender nuestras reacciones y asociarlas a nuestra personalidad.

En ocasiones al platicar con los amigos o la familia pueden hacer notar la que en su opinión es nuestra forma de ser, y creemos en su descripción o al menos tiene sentido lo que dicen.

Por algún motivo comencé a cuestionar a mi personalidad, pensaba que coincidía mucho con lo que otros dicen que soy y de pronto se sentía ajena a mí, creí estar perdida en mis emociones porque aparentemente no era yo y eso me daba vergüenza, me estresaba no estar segura de que mi reacción no resultará ser la que “yo” tendría, la correcta.

Da pena ser yo, no es avergonzarme de mí, me refiero a que “ser yo” es ser como nace ser, mis acciones deben darse porque siento que debo actuar así, mis reacciones no tienen que entrar en un adjetivo…es sólo que curiosamente quedan bien.

Pero lo inusual es tener repentinas intenciones de actuar de una manera que no concibo, eso que estaría fuera de las cualidades que me describen, que me han descrito por tanto tiempo que no logro estar cómoda y se siente como un exceso, como cruzar un límite. No debería dar miedo reaccionar de forma inesperada, el problema es que lo que se siente es vergüenza.

lunes, 13 de agosto de 2012

monumental


Basta una caída, un golpe, un susto, o el cansancio, para intentar seguir. Males necesarios hay muchos y uno de ellos es tener que atravesar por mierda,  es así que estamos dispuestos a vencer o a ser derrotados, a perdernos o a encontrarnos.

Una piedra puede hacernos tambalear y no precisamente es decisión nuestra que nos tumbe o no, se trata de buscar la manera de levantarse o mantenerse de pie, es curioso como el paso del tiempo nos obliga a tener problemas que resolver e incluso a crear conflictos, porque definitivamente son obligatorios para vivir.

Yo puedo sentir como la ansiedad se apodera de la vida, porque no deja que siga su curso, y sí, es impresionante la sensación, pero es mucho más grande la emoción de retomar el control.