lunes, 6 de septiembre de 2021

Abrasador

Hace un año fué la última vez que hablé con mi papá. Fué la última vez que lo ví conciente y en el momento que precisaba no pude decir algo. Me lo arrebataron tan rápido. Sólo miré su espalda y sus brazos ser tomados por otros. Lo pensé y me quedé callada, decirle te veo afuera, aquí voy a estar, te quiero. Nada salió de mi boca por causa del miedo, el mismo que me acompañó por semanas. Hoy revivo ese primer día, de muchos, lleno de temor. Hoy todo mi cuerpo adolece. Tengo más de tres semanas con una contractura que parece se niega a dejarme. Mis piernas se suman a la agonía. Por días me he acostado con dolor, tanto que hasta cuestioné si sería posible despertar sin poder caminar.  El diagnóstico, es estrés. Mi cuerpo recuerda, antes que mi mente, que sufrimos un trauma. Es como si de nuevo se preparara para el golpe.