Además de ser un gusto preparar postres, hornear ha resultado ser un distractor bastante relajante. Me agrada no tener tiempo para pensar en otro asunto que no sea: "¡que no se me queme!" ... es muy rico y reconfortante el aroma que despiden los postres durante su cocción.
Al estar todo listo después de unas horas la casa esta cálida y llena de aroma, poder sentarme a comer y decorar, o decorar y comer, acompañar con un cafécito, un técito o simplemente leche... sss!!!... saber que soy culpable de disfrutar tranquilamente un postre rico, me hace sentirme bien... (oh sí, soy adicta a las galletas)
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