domingo, 28 de agosto de 2022

La flor más bonita

 

Un día llegué a mitad del baño de mi papá, no siempre me permitían pasar a la habitación así que esperé. Cuando el enfermero termina me pregunta si quería pasar y ser yo quien unte crema corporal a mi papá. No podía con la emoción de por fin tocarlo, de servirle de ayuda.


Las niñas en el albergue peinan su cabello una a la otra, se cepillan y trenzan con paciencia. Ofrecen su cabellera o se lo piden a la más cercana. Es una muestra de afecto, un momento de cariño y atención.


Las personas en situación de dependencia, se ven vulneradas física y emocionalmente. Valorar a quienes cuidan, es un asunto social y público. Ya sea por condiciones temporales o crónicas, todos, en distintos momentos de la vida y en diferentes medidas, requerimos ser cuidados. Cuidar de tus seres queridos es un acto humano, conlleva desgaste, cambios y luchas, implica amor y fortaleza.


Desde hace semanas mi tía ha caído en cama, hospitalizada. La que para mí es la más audaz, que se distingue por la sonrisa más encantadora y el vocabulario más maravillosamente soez, me pide en el tono más chipilon que sobe sus pies. Procedo con gusto y entre delirios me pide que me acerque, me da dos besos y dice: muchas gracias mi amor... luego reniega de que la obligué a beber agua y comer gelatina. Disculpe tía, pero le prometo que es por su bien.




No hay comentarios:

Publicar un comentario